Cómo influye la flora intestinal en la salud

La flora intestinal es considerada por muchos un órgano más de nuestro cuerpo. Puede influir y determinar muchos aspectos nutricionales, metabólicos e inmunológicos, con claras implicaciones sobre la salud.

Qué es la flora intestinal

La flora intestinal –o más propiamente la “microbiota intestinal”– es el conjunto de microbios (bacterias y virus) presentes en el aparato digestivo. Interviene en el proceso digestivo, por ejemplo, al crear algunas vitaminas, eliminando toxinas e interaccionando con el sistema inmunitario.

La flora intestinal está compuesta por 100.000 millones de bacterias de 1.000 especies diferentes. Puede llegar a pesar más de 1 kg y es específica de cada individuo. Es muy dinámica y su composición puede variar en función de algunos factores. En este sentido, la pérdida de diversidad en las diferentes especies de microorganismos que la forman puede tener un impacto negativo sobre la salud.

El principal sustento de la flora intestinal es la fibra alimentaria y los hidratos de carbono que llegan al colon sin ser digeridos. De este modo, depende en gran medida del tipo de dieta de cada individuo. En cualquier caso, existe una relación entre los hábitos dietéticos a largo plazo y la estructura de la flora intestinal.

Flora intestinal: repercusiones para la salud

Los mecanismos y la contribución de la flora intestinal sobre la salud son complejos. Se ha podido relacionar la composición de la flora con la aparición y progresión de diversas patologías. Algunas de ellas son las enfermedades cardiovasculares y metabólicas, algunos tipos de cáncer e, incluso, algunas patologías mentales.

Por otro lado, se la sugerido la utilización del análisis de composición de la flora intestinal como método de detección de patologías antes de que el diagnóstico tradicional pueda hacerlo. Un ejemplo de ello es el caso de la obesidad infantil.

Flora intestinal y obesidad

La obesidad es una enfermedad compleja en la que inciden multitud de factores diferentes. Si bien uno de los principales factores es el exceso en la ingesta calórica frente al gasto, algunas investigaciones han relacionado la composición microbiana con la aparición y progresión de la obesidad. En este miso sentido, la estructura de la flora podría ser un importante mediador –y quizás un objetivo terapéutico– para predecir la disfunción metabólica y la obesidad.

La flora intestinal parece jugar un papel en el balance energético del individuo y en el establecimiento y desarrollo de la obesidad. También en el desarrollo de sus trastornos metabólicos asociados, como la diabetes tipo 2.

Todavía debe ser aclarado si la composición de la flora puede ser un agente causal o un efecto de la obesidad. En este sentido, se ha podido observar que el intestino de los individuos con obesidad contiene una microbiota asociada a la inflamación. Además, presenta una menor diversidad de especies bacterianas y su capacidad de producción de ácidos grasos de cadena corta beneficiosos (como el ácido butírico) aparece disminuida.

Flora intestinal y salud cardiovascular

En primer lugar, la posible relación entre la flora intestinal y la obesidad ya supondría un riesgo para la salud cardiovascular.

Por otro lado, diversos estudios han investigado cómo los microorganismos del intestino interactúan con los alimentos para provocar ciertos efectos que afectarían a la función cardiovascular. Esta situación estaría mediada por la aparición de hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, así como por la inflamación y estrechamiento de las arterias.

Flora intestinal: influencia sobre el hígado

La disbiosis o desequilibrio en las bacterias presentes en el intestino puede causar inflamación hepática (diferente de las hepatitis víricas).

El hígado está continuamente expuesto a componentes y sustancias de origen bacteriano procedentes del intestino a través de la vena porta. La composición de la flora intestinal y la enfermedad hepática están estrechamente relacionados en el caso del hígado graso no alcohólico, enfermedad hepática alcohólica y las enfermedades hepáticas autoinmunes.

Flora intestinal y enfermedades del intestino

Las alteraciones en la flora intestinal se relacionan con las enfermedades inflamatorias intestinales y parecen estar en el epicentro del síndrome del colon irritable.

Se han podido corroborar cambios en la microbiota intestinal en pacientes con síndrome de colon irritable. Estos mismos cambios también se relacionan con la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Las especies del género Bacteroides parecen verse incrementadas en esos casos.

Flora intestinal y cáncer colorrectal

Se han detectado niveles elevados de algunas bacterias patógenas en casos de adenoma y cáncer de colon. Las dietas con altos contenidos de grasa y proteínas parecen aumentar el riesgo de cáncer a través de procesos metabólicos que interactúan con el conjunto de los microorganismos presentes.

Flora intestinal y salud mental

El sistema inmune, la flora intestinal y el sistema nervioso central están relacionados de tal modo que podrían determinar la aparición de trastornos del comportamiento y patologías mentales. En este sentido, podría existir una influencia entre la composición de la flora intestinal y la neurotransmisión, el funcionamiento cerebral y el comportamiento. Algunas patologías relacionadas con el estrés y la depresión podrían verse influidas por ello. Todavía es temprano para tener una visión clara de estas interacciones, por lo que es preciso profundizar en las investigaciones que estudian estos fenómenos.

Recuperar la flora intestinal con la dieta

Las características de la dieta pueden ser un factor fundamental que influya en la composición de la flora intestinal.

La fermentación de la fibra alimentaria y los hidratos de carbono es la principal vía de obtención de energía de los microorganismos presentes a nivel del intestino. A partir de ellos, las bacterias forman ácidos grasos de cadena corta que son absorbidos a nivel del colon y que se relacionan con diversos beneficios para la salud. Estos se vinculan, especialmente, con el sistema inmunitario y con el control de la inflamación. Los ácidos grasos producidos por las bacterias intestinales pueden llegar a proporcionar hasta el 10 % del total de las necesidades calóricas de un individuo sano.

Patrones dietéticos como el nuestro, en el que predominan los alimentos ricos en proteínas, determinan la proliferación de algunas especies poco deseables de la microflora. Estas fermentan parte de los aminoácidos que forman las proteínas, liberando sustancias potencialmente perjudiciales. Estas sustancias se relacionan con la aparición de enfermedades como el cáncer de colon y el síndrome del colon irritable. Por el contrario, la fibra dietética y una dieta basada en alimentos de origen vegetal fomentarán una mayor diversidad bacteriana, con un perfil de la flora intestinal más saludable.

Antibiótico y flora intestinal

Los tratamientos con antibióticos también pueden afectar la composición de la flora intestinal, cuyos efectos varían en función del medicamento y el individuo. En algunos casos, se ha venido recomendando el uso de probióticos y prebióticos para la recuperación de la flora intestinal tras un tratamiento con antibióticos con resultados poco concluyentes.

Probióticos, prebióticos y polifenoles

Los probióticos (microorganismos vivos de determinadas especies beneficiosas) han mostrado efectos positivos frente a algunas patologías en estudios con animales. Sin embargo, estos efectos no han podido ser corroborados en humanos. Un ejemplo de ello es la utilización de probióticos para tratar la colitis ulcerosa.

Los prebióticos son un tipo de fibra que, al igual que los probióticos, han mostrado efectos positivos en animales, pero dispares en humanos. Algunos de los efectos positivos que se sugieren se relacionan con el aumento de bacterias beneficiosas como las bifidobacterias o bacterias productoras de ácido butírico.

Los polifenoles son antioxidantes vegetales relacionados con la pigmentación de las plantas. La microbiota intestinal jugaría un papel importante en transformar los polifenoles de los alimentos en sustancias activas absorbibles. Además, los polifenoles del vino y el cacao podrían modular la microbiota hacia un perfil más saludable.

Regenerar la flora intestinal

Una dieta variada basada en alimentos vegetales determina una mayor diversidad de bacterias intestinales. De este modo, una dieta rica en fibra alimentaria y alimentos de origen vegetal parecen ingredientes necesarios para disponer de una microbiota más saludable y variada.

Los polifenoles, como los presentes en el vino (mejor sin alcohol) y el cacao, pueden ser un factor dietético beneficiosos para la microflora y para nuestra salud.

Las evidencias son débiles y no concluyentes sobre los probióticos y prebióticos (como los fructooligosacáridos), aunque podrían ser elementos positivos para algunos aspectos relacionados con la salud intestinal.

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