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Un nuevo estudio relaciona el consumo de refrescos con un mayor riesgo de mortalidad. Tanto los refrescos con azúcar, como los refrescos con edulcorantes artificiales se asociaron con un riesgo aumentado de muerte. Además, el consumo de refrescos con azúcar se relacionó con una mayor mortalidad por causas digestivas y el consumo de refrescos con edulcorantes con una mayor mortalidad cardiovascular.
Importancia del estudio
Hasta la fecha, diversas investigaciones habían encontrado una asociación positiva entre el consumo de refrescos y la mortalidad. Sin embargo, este es el estudio más amplio que investiga esta asociación, incluyendo un elevado número de participantes de 10 países europeos.
Además, se trata del primer estudio que relaciona el consumo de bebidas refrescantes con enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
Refrescos: del azúcar a los edulcorantes
El consumo frecuente de bebidas refrescantes con azúcar incrementa la ingesta energética, lo que pude contribuir al aumento de peso y a la aparición de obesidad, enfermedad que sigue creciendo a nivel global.
De igual modo, el impacto metabólico derivado del consumo de bebidas azucaradas podría determinar la aparición de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.
Por todo ello, desde hace tiempo se está promoviendo la reformulación de las bebidas refrescantes, reemplazando el azúcar por edulcorantes sin calorías. De este modo, el consumo de este tipo de bebidas sigue aumentando en el mercado mundial. Sin embargo, queda mucho por conocer sobre las implicaciones para la salud que tiene el consumo habitual de los edulcorantes artificiales a largo plazo. Es más, siguen aumentando las investigaciones que sugieren efectos negativos derivados del consumo de edulcorantes.
Nuevo estudio sobre refrescos y mortalidad
En este nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores de varios países y publicado recientemente en la revista JAMA Internal Medicine, se investigó el consumo total de refrescos, tanto los que contenían azúcar como los que contenían edulcorantes artificiales y su asociación con la mortalidad total y la mortalidad por causas específicas. Para ello se contó con los participantes del estudio europeo European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC).
Participantes del estudio
Los participantes del estudio EPIC sumaban más de medio millón y pertenecían a 10 países europeos (en concreto 521.330 de Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Países Bajos, Noruega, España, Suecia y Reino Unido). Finalmente, se incluyeron 451.743 participantes (130.662 [28,9 %] hombres y 321 081 [71,1 %] mujeres), tras eliminar los que tenían patologías de inicio o no disponían de datos completos.
Por otro lado, la media de edad de los participantes en el inicio del estudio fue de 50,8 (DE: 9,8) años.
El reclutamiento de los participantes se produjo entre 1992 y 2000, llevándose a cabo un seguimiento medio de 16,5 años. Durante este periodo se documentaron 41.693 muertes (18.302 hombres y 23.391 mujeres). De estas muertes, 18.003 (43,2 %) fueron debidas a casos de cáncer, 9.106 (21,8 %) a enfermedades cardiovasculares y 1.213 (2,9 %) a enfermedades digestivas.
Evaluación del consumo de refrescos
La ingesta dietética fue evaluada durante la visita de reclutamiento con cuestionarios validados y entrevistas personalizas.
De igual modo, para estimar el consumo de bebidas refrescantes, los participantes registraron el número de vasos consumidos cada mes, semana o día, diferenciando entre refrescos con azúcar y refrescos con edulcorantes artificiales.
Además, se recopilaron cuestionarios de hábitos de vida para considerar variables como el IMC, el nivel de formación, la actividad física, el consumo de tabaco, la ingesta de alcohol, las circunstancias menstruales y la ingesta calórica, entre otras.
Resultados del estudio
Consumo de refrescos y mortalidad
Se observó una mayor mortalidad en los participantes que más refrescos consumían.
De este modo, 2 o más vasos de refrescos al día, frente a menos de un vaso al mes se asociaba a una mayor mortalidad (Hazard Ratio [HR] o riesgo relativo: 1,17; 95 % CI; 1,11-1,22; P < 0,001). Esta relación también se observó para refrescos con azúcar (HR: 1,08; 95% CI; 1,01-1,16; P = 0,004) y aún más para las bebidas refrescantes con edulcorantes (HR: 1.26; 95% CI; 1.16-1.35; P < 0,001).
La asociación se observó de forma similar en hombres y en mujeres.
Asociación no lineal
La asociación entre la mortalidad total y el consumo total de refrescos, consumo de bebidas refrescantes con azúcar y con edulcorantes artificiales se mostró no lineal y en forma de J. Esto quiere decir que el mayor riesgo se producía a partir de un consumo específico. En este caso, este consumo correspondió a 125 ml al día de refrescos con edulcorantes artificiales y de 225 ml al día de bebidas con azúcar. De este modo, a partir de estos niveles, el riesgo aumentaba significativamente.
Peso corporal, refrescos y mortalidad
Entre los participantes con un peso saludable (IMC por debajo de 25), se observó una asociación positiva entre la mortalidad total y el total de refrescos ingeridos (1 vaso o más al día vs. menos de un vaso al mes); (HR: 1,18; 95% CI; 1,11-1,25). De igual modo, la relación fue positiva para los refrescos con azúcar (HR: 1,11; 95% CI; 1,03-1,21) y los refrescos con edulcorantes artificiales (HR: 1,27; 95 % CI; 1,12-1,43).
Igualmente, para los refrescos con azúcar se observó una relación positiva entre los participantes obesos (IMC igual o mayor de 30), pero no entre los participantes con sobrepeso (IMC entre 25 y 30); (HR: 1,23; 95 % CI; 1,10-1,39 vs HR: 0.98; 95% CI; 0,90-1,06; P = 0,002).
Los resultados fueron invariables en función del IMC, sugiriendo una asociación independiente del grado de adiposidad.
Consumo de refrescos y enfermedades cardiovasculares
El riesgo de mortalidad asociado a enfermedades cardiovasculares fue mayor para los participantes que consumían 2 o más vasos de refrescos al día, frente a los que consumían menos de un vaso al mes (HR: 1,27; 95% CI; 1,14-1,40; P < 0,001).
También se asoció con una mayor mortalidad el consumo de bebidas con edulcorantes artificiales (HR: 1,52; 95% CI; 1,30-1.78; P < 0,001). Sin embargo, esta relación no se observó para los refrescos con azúcar (HR: 1,11; 95% CI; 0.95-1.30; P = 0,16).
En cuanto a patologías específicas, se encontró una asociación positiva entre el consumo total de sodas y la mortalidad por isquemia cardíaca (≥1 vaso al día vs <1 vaso al mes; HR: 1,19; 95% CI; 1,06-1,33; P = 0,001). También para el consumo de refrescos con edulcorantes artificiales (HR: 1,41; 95% CI; 1,11-1,79; P = 0,003), sin asociación para las bebidas con azúcar.
En cuanto a las patologías cerebrovasculares, el total de refrescos consumidos se asoció positivamente con el riesgo de mortalidad por enfermedad cerebrovascular (HR: 1,30; 95% CI; 1,12-1,50; P < 0,001), sin significación estadística para bebidas con azúcar y bebidas con edulcorante.
En cuanto a la asociación entre consumo de edulcorantes artificiales y el aumento de mortalidad cardiovascular, esta persistió entre los participantes con un peso saludable. Por lo tanto, no están claros los mecanismos biológicos que explicarían esa asociación.
En este sentido, la limitada evidencia experimental sugiere que los edulcorantes artificiales pueden inducir intolerancia a la glucosa, pero se requieren más estudios sobre los efectos a largo plazo de los edulcorantes artificiales utilizados habitualmente, como el aspartame y el acesulfame K.
Consumo de refrescos y cáncer
El total de bebidas refrescantes, con azúcar o con edulcorantes no se asociaron con un riesgo aumentado para la mortalidad global por cáncer, cáncer de mama y cáncer de próstata.
Sin embargo, el total de refrescos ingeridos se asoció positivamente con la mortalidad por cáncer colorrectal (≥1 vaso al día vs <1 vaso al mes; HR: 1,25; 95% CI; 1,07-1,47; P = 0,004).
En este caso, el análisis no pudo determinar si los refrescos con azúcar o con edulcorantes eran factores relevantes en esta asociación.
Consumo de refrescos y enfermedades digestivas
Un consumo total elevado de bebidas refrescantes y de refrescos con azúcar se asoció con un mayor riesgo de mortalidad digestiva (≥1 vaso al día vs <1 vaso al mes; HR: 1,59; 95%CI; 1,24-2,05 ;P < 0,001). No se observó esta relación para las bebidas con edulcorantes acalóricos.
La hipótesis que se baraja en este caso está relacionada con la hiperglucemia resultante del consumo de bebidas con alto contenido de azúcar. Esta podría alterar la función de la barrera intestinal y aumentar el riesgo de infecciones. Por otro lado, la fructosa, azúcar utilizado habitualmente en los refrescos, promueve la formación de grasa en el hígado, dando lugar a la enfermedad del hígado graso no alcohólico y a una menor sensibilidad a la insulina.
Enfermedades neurodegenerativas
Finalmente, el consumo total de refrescos también se asoció con un mayor riesgo de mortalidad por Parkinson (≥1 vaso al día vs <1 vaso al mes; HR: 1,59; 95% CI; 1,07-2,36; P = 0,02). Esta asociación no se observó con otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Conclusiones del estudio
Un alto consumo de refrescos totales, refrescos con azúcar y refrescos con edulcorantes artificiales se asoció con un elevado riesgo de mortalidad.
Además, se observaron asociaciones entre el consumo de refrescos con azúcar y la mortalidad por causas digestivas, así como el consumo de refrescos con edulcorantes y la mortalidad cardiovascular.
La principal conclusión del estudio apunta a la necesidad de investigar los posibles efectos adversos de los edulcorantes artificiales.
Limitaciones del estudio y grado de evidencia
Dado que se trata de un estudio observacional, no se pueden establecer relaciones de causalidad entre el consumo de refrescos y la mortalidad.
Una limitación relevante del estudio es que la evaluación del consumo de refrescos se llevó a cabo con un único registro al inicio del estudio.
Sin embargo, aunque los sesgos pueden existir en el estudio, el amplio número de participantes y de muertes registradas han permitido analizar subgrupos y patologías específicas de manera óptima a nivel estadístico.
De igual modo, la consideración de múltiples variables como posibles factores de confusión determina una alto grado de evidencia en las conclusiones del estudio.
Este nuevo estudio y sus resultados apoyan las campañas de salud que pretendan reducir el consumo de refrescos de cualquier tipo (con y sin azúcar).