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Un nuevo estudio llevado a cabo en Suecia concluye que tener perro se asocia con un menor riesgo de mortalidad total y menor mortalidad cardiovascular.
El mejor amigo del hombre, también es bueno para la salud
Las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de muerte en todo el mundo. Esto supone más de 4 millones de muertes al año en Europa (el 45 % del total en 2016).
Tener perro puede ser beneficioso reduciendo el riesgo cardiovascular proporcionando, por un lado, apoyo afectivo y social y por otro, incrementando los niveles de actividad física.
Estudios anteriores han señalado que tener perro puede aliviar el aislamiento social y mejorar la percepción de bienestar, especialmente en solteros y personas mayores. Las personas que tienen perro suelen caminar más y son físicamente más activos que los que no tienen animal de compañía, incluso durante las épocas de clima más adverso.
El estudio relaciona tener perro y buena salud
El estudio publicado en Scientific Reports incluyó el seguimiento de una amplia porción de la población adulta sueca (más de 3,4 millones de personas de 40 a 80 años de edad), durante 12 años.
En este seguimiento se recopilaron datos del registro nacional de pacientes desde 2001 a 2012 sobre causas de mortalidad y enfermedades.
Las variables que se consideraron en el estudio incluían el año y país de nacimiento, y el nivel de estudios. Además se incluyeron las variables de estado civil, presencia de hijos en el hogar, el área de residencia, la densidad de población en el lugar de residencia y el nivel de ingresos en el hogar.
En un subgrupo incluido en el estudio, se tuvieron en cuenta, además, el IMC, el tabaquismo, el tipo de trabajo desempeñado y el nivel de actividad física.
Resultados: tener perro se asocia con menor mortalidad
Los resultados del cohorte principal incluido en el estudio con más de 3,4 millones de individuos de los dos sexos con una edad media de 57 años, señalaron que el 13,1 % de los individuos tuvieron perro en algún momento de los 12 años de seguimiento.
Los propietarios de perro eran más jóvenes (52 vs. 58 años de media) y más proclives a residir en áreas con menor densidad de población (57 habitantes por km cuadrado vs. 74 habitantes por km cuadrado).
En el análisis ajustado en función del sexo y la edad, tener perro se asoció inversamente con el riesgo de padecer infarto agudo de miocardio, ictus, insuficiencia cardiaca y enfermedad cardiovascular.
Según el tipo de hogar, el riesgo de enfermedad cardiovascular fue menor en hogares de un solo individuo.
Tras el ajuste por múltiples variables, la asociación con la enfermedad cardiovascualr se vio atenuada, pero siguió siendo significativa para el infarto de miocardio.
Tener perro se asoció inversamente con la mortalidad cardiovascular (HR 0.77, 95% CI, 0.73–0.80) y todas las causas de mortalidad (HR 0.80, 95% CI, 0.79–0.82).
El ajuste adicional por nivel educativo y socioeconómico no afectó a los resultados.
Por último, teniendo en cuenta la raza de los perros, se observó que los perros de caza se asociaban con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular.
En definitiva, tener perro se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular en hogares en los que vive una sola persona. También se asocia con un menor riesgo de mortalidad cardiovascular y por cualquier causa en la población general.