El síndrome del intestino irritable o colon irritable es un trastorno que afecta a más del 10% de la población y cursa con molestias en el tracto digestivo y la alteración de las deposiciones. Los síntomas que conlleva incluyen dolor e hinchazón abdominal, presencia de moco en las heces y alteraciones en el ritmo intestinal, entre otros. También suelen aparecer síntomas extraintestinales como dolor de cabeza, fatiga, insomnio y depresión.
Algunas investigaciones señalan que la reducción de azúcar y almidón, además de los alimentos altamente procesados, puede contribuir a la reducción los síntomas del síndrome del intestino irritable.
Nuevo estudio comparativo: reducción de azúcar y almidón vs. FODMAPs
En un nuevo estudio publicado en la revista Nutrients, se aborda una cuestión inédita hasta la fecha: comparar una dieta reducida en azúcar y almidón con la recomendación dietética actual para el síndrome del intestino irritable (SII), la dieta reducida en FODMAPs.
Dieta reducida en FODMAPs
Los FODMAPs (acrónimo inglés de ‘Fermentable Oligo, Di, Monosaccharides And Polyol’) son pequeñas moléculas de hidratos de carbono y polialcoholes fermentables que no son absorbidas y que llegan hasta el colon donde son fermentadas por la flora intestinal, con la consiguiente formación de líquido y gas. Esta situación puede desencadenar los síntomas gastrointestinales habituales del síndrome del intestino irritable.
Los FODMAPs pueden aumentar los síntomas gastrointestinales a través de diversos mecanismos. Estos incluyen el aumento del volumen de agua en el intestino delgado, el aumento de la producción de gas en el colon y de la motilidad intestinal.
Sin embargo, los FODMAPs presentan efectos fisiológicos beneficiosos, como el aumento del volumen de las heces y de la absorción de calcio. También parecen modular la función inmune y tienen un efecto reductor del colesterol y los triglicéridos en sangre. Además, estas sustancias parecen estimular selectivamente el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas como las bifidobacterias.
La dieta FODMAP es más estricta y regulada en la que se deben seguir de forma sistemática listas de alimentos permitidos y no permitidos. Esta dieta también excluye el gluten y la lactosa.
De este modo, estas sustancias aparecen de forma natural principalmente en alimentos como cereales y derivados, legumbres, verduras, frutas y lácteos.
Debido a la amplia difusión de los FODMAPs en los alimentos, las restricciones alimentarias impuestas por una dieta baja en FODMAPs podría determinar una ingesta deficiente de diversos nutrientes. Entre ellos, habría que destacar la fibra dietética, calcio, hierro, zinc, vitaminas del grupo B y vitamina D, además de otras sustancias beneficiosas como polifenoles y otros antioxidantes.
Por todo ello, es recomendable llevar a cabo un seguimiento individual y establecer un plan dietético personalizado, adaptado a las características, síntomas y especificidades de cada paciente.
Resultados del nuevo estudio
El estudio comparativo incluyó 155 pacientes con diagnóstico de SII a los que se les asignó aleatoriamente una dieta reducida en azúcar y almidones o una dieta baja en FODMAPs durante cuatro semanas. Antes de la intervención no se les permitió haber estado a dieta, sino que comieron de todo.
Los síntomas de los pacientes con síndrome del intestino irritable mejoraron tanto al comer menos azúcar y almidón como en aquellos que siguieron la dieta recomendada para esta afección o «dieta reducida en FODMAPs».
En ambos grupos, independientemente de la dieta, los síntomas del SII mejoraron en el 75-80 % de los pacientes.
Además, se observaron fuertes reducciones de los síntomas extraintestinales en ambos grupos, mientras que las reducciones en el peso, el IMC y los antojos de alimentos dulces fueron más pronunciadas tras la dieta reducida en azúcar y almidones.
Finalmente, quienes habían probado ambas dietas prefirieron la reducción de azúcar y almidón, ya que era más fácil de seguir.