El misterioso caso del delantero que perdió la memoria

Todos los días, antes de dormir, le pedía que le hablara de cuando era delantero centro y fue el máximo goleador de la liga escocesa. Pero el abuelo ya no podrá contarle más la historia a su pequeña nieta. Aquellos embarrados campos de Glasgow que le dieron la gloria ahora han quedado escondidos en algún rincón de su cerebro por culpa de la demencia.

… y es que los futbolistas tienen un mayor riesgo de mortalidad por enfermedad neurodegenerativa en las últimas etapas de la vida

En efecto, un nuevo estudio muestra una mayor mortalidad por enfermedad neurodegenerativa entre los exjugadores profesionales de fútbol que entre la población general. Contrariamente, la mortalidad por otras enfermedades comunes es menor entre los exjugadores de fútbol.

Las enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y la encefalopatía traumática crónica, se han venido asociando con la participación en deportes de contacto como el fútbol, el rugby o el fútbol americano.

Por otro lado, desde hace tiempo que se han identificado los beneficios para la salud derivados de la actividad física. Esto incluye la prevención de enfermedades crónicas y la reducción de la mortalidad global.

Los estudios también han demostrado que los deportistas de élite obtienen beneficios de salud derivados de la práctica deportiva, incluyendo una menor mortalidad y un menor riesgo de enfermedad cardiovascular que la población general.

Nuevo estudio sobre mortalidad en exfutbolistas profesionales

Este nuevo estudio, recientemente publicado en la revista New England Journal of Medicine se llevó a cabo para comparar la mortalidad por enfermedad neurodegenerativa entre exjugadores de fútbol profesionales escoceses y un grupo control de la población general.

En total fueron 7.676 exjugadores y 23.028 controles. Las causas de muerte se determinaron a partir de los respectivos certificados de defunción.

Durante el seguimiento medio del estudio (18 años), se recogieron 1.180 muertes de exjugadores (15,4 %) y 3.807 muertes en el grupo control (16,5 %). La edad media (± DE) al morir fue de 67,9 ± 13 años y 64,7 ± 14 años, respectivamente.

Resultados del estudio

La mortalidad por todas las causas fue menor entre los exjugadores de fútbol en comparación con la población general. Sin embargo, el análisis en función del tiempo mostró que la mortalidad era menor entre los exjugadores hasta la edad de 70 años, y mayor a partir de entonces.

Enfermedad neurodegenerativa

La enfermedad neurodegenerativa como la causa primaria o relacionada de mortalidad se identificó en 222 exjugadores de fútbol (2,9 %) y en 228 controles (1,0 %) (razón de riesgo: 3,53; IC 95%, 2,72-4,57; P <0.001).

Por otro lado, entre los exjugadores, el riesgo estimado de mortalidad por enfermedad neurodegenerativa fue más elevado para las personas con Alzheimer que para las personas con Parkinson.

Datos corroborados por la medicación

Dado que los certificados de defunción están sujetos a errores, se investigó además el tipo de medicamentos utilizados para enfermedades como el Alzheimer y las demencias relacionadas. Los resultados de este análisis mostraron que los medicamentos relacionados con la demencia se prescribieron con más frecuencia en exjugadores de fútbol que en el grupo control.

Influencia de la posición del jugador en la mortalidad

El análisis basado en las diferentes demarcaciones de juego no mostró diferencias significativas entre porteros y jugadores de campo.

Sí se observaron diferencias en los medicamentos para el tratamiento de la demencia. Estos fueron prescritos con menor frecuencia en los porteros que a los jugadores de campo (Odds ratio: 0,41; IC del 95%, 0,19-0,89; P = 0.02).

Enfermedades neurodegenerativas en otros deportes

La mortalidad reducida en exfutbolistas profesionales hasta la edad de 70 años es comparable con otros deportes. Esta puede deberse a los niveles más altos de actividad física y a la menor tasa de obesidad y tabaquismo de deportistas de élite en comparación con la población general.

Por otro lado, existe cierto grado de evidencia sobre la participación en deportes de contacto y el aumento en el riesgo de problemas cognitivos y deterioro neuropsiquiátrico en etapas posteriores de la vida. También el aumento de riesgo de enfermedad neurodegenerativa y encefalopatía traumática crónica debido a un trauma cerebral repetitivo.

Cabecear el balón: ¿problema neurodegenerativo?

Al parecer no solo los grandes traumas que determinan conmociones cerebrales sintomáticas aumentan el riesgo de trastornos neurológicos en el futuro. De este modo, la duración total de la exposición a los impactos repetitivos en la cabeza, se ha asociado con la neuropatología, neurodegeneración y síntomas cognitivos y neuropsiquiátricos en etapas posteriores.

Un jugador promedio cabecea el balón de 6 a 12 veces por partido (además de los ejercicios de cabeceo en los entrenamientos), lo que suma miles de veces durante su carrera.

En pequeños estudios de series de casos, el golpeo con la cabeza se ha asociado con una neuroquímica cerebral alterada, la disminución de la integridad de la materia blanca del cerebro y la disminución de masa cortical en jugadores de fútbol profesional (sin conmoción cerebral evidente). También hay informes de casos de exfutbolistas profesionales con demencia cuyos cerebros se relacionaron con encefalopatía traumática crónica en exámenes post mortem.

En cualquier caso, el deporte siempre es beneficioso…

Si la nieta de nuestro delantero centro quiere emular los pasos de su abuelo no habría que temer por un posterior deterioro cognitivo o por la aparición de demencia más adelante. Más al contrario, habría que tener presente los beneficios para la salud derivados de la práctica deportiva y del disfrute del propio deporte.

Simplemente, es necesario tener presentes los hallazgos del estudio y que se realicen más investigaciones para indagar sobre las posibles consecuencias de rematar el balón con la cabeza.

Si se demostrase que cabecear el balón de forma repetitiva tiene como consecuencia un perjuicio a nivel neurocognitivo, no sería un trauma cambiar el reglamento y hacer que golpear el balón con la cabeza fuera penalizado con falta (al igual que ocurre cuando se toca con la mano). Eso sí, los lanzamientos de córner perderían gran parte de su emoción.

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