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El bullying o acoso escolar constituye un problema en auge que ha recibido una creciente atención en los últimos años. Sin embargo, es probable que siempre haya estado presente en nuestra sociedad.
Según los datos de Naciones Unidas, una cuarta parte de los niños de todo el mundo padece acoso y violencia en la escuela. Si bien no se conocen con precisión las tasas reales en los centros educativos españoles, algunas estimaciones señalan que uno de cada tres escolares sufrirá acoso en el colegio o el instituto.
Qué es el bullying
Las definiciones del acoso escolar son variadas, si bien todas coinciden en incluir el abuso de poder que se produce de forma repetitiva con intención de hacer daño. Puede presentarse de formas diferentes, como maltrato físico (pegar, robar, etc.), maltrato verbal o en forma de exclusión o marginación social. También puede darse en forma de abuso sexual.
En los últimos años, sin embargo, internet ha irrumpido con fuerza como nuevo escenario para el acoso. Es lo que se conoce como ciberacoso o ciberbullying, en el que internet y las redes sociales, cada vez más presentes en la vida de escolares y adolescentes, constituyen el nuevo entorno en el que el acoso puede tener lugar.
Causas del acoso escolar
Las motivos que pueden motivar la aparición del acoso son múltiples y pueden llegar a ser muy complejos. Para llevar a un entorno social a establecer roles de violencia específicos, así como que estos se desarrollen y perduren en el tiempo, se requiere de la participación de múltiples factores y agentes.
Los estudios de observación sobre el acoso escolar describen diversos factores que se relacionan en mayor medida con la aparición del acoso. Los chicos parecen verse más afectados por el acoso que las chicas.
Parece existir una relación entre ser víctima de acoso y tener un estado de ánimo negativo (baja autoestima, depresión, etc.).
En adolescentes, el consumo de alcohol y tabaco es un factor más presente en los acosadores y se relaciona inversamente en los acosados.
Bullying escolar: visión del acosador y el acosado
Algunos factores causales autodescritos por los propios acosados incluyen rasgos de personalidad como la timidez, debilidad o cobardía, apariencia física, modo de hablar, nivel académico, nivel económico familiar o supuestos atributos sobre su orientación sexual.
Los argumentos de los acosadores suelen estar relacionados con elementos de su propia aceptación en el entorno social, alegando que su comportamiento responde a una actitud o exigencia general. En este sentido, los acosadores y los espectadores acaban asumiendo y normalizando roles y actitudes violentos. También se señala por parte de los acosadores la mera diversión como explicación causal.
Por otro lado, las chicas a menudo refieren que actuaban como acosadoras para demostrar poder o por venganza.
Cómo identificar el bullying
Los niños o adolescentes acosados por norma general no suelen denunciar el acoso que padecen. Existen algunos signos y circunstancias que pueden alertar sobre la existencia de acoso:
- Cambios bruscos en el comportamiento del niño.
- Pérdida de interés por cosas que antes le gustaban.
- Manifestación explícita de no querer ir al colegio o instituto.
- El material escolar o la ropa a menudo aparecen rotos o con signos de violencia.
- Manifestación de no querer hablar sobre lo que pasa en el colegio.
- Trastornos o modificaciones en el patrón de descanso (se despierta a menudo o duerme en exceso).
- Molestias físicas sin motivo, como dolor de cabeza, de tripa, etc.
De igual modo, existen algunos signos que pueden señalar que el niño o adolescente sea un acosador:
- Se muestra agresivo en casa y fuera de ella.
- Es reservado en exceso, lo que hace muy difícil el trato personal con él.
- Se le identifican objetos que no son suyos.
- Se le detectan mentiras de forma habitual.
- No expresa remordimiento cuando hace daño.
- Ciertos compañeros le rehúyen o se mantienen silenciosos en su presencia.
- Suele echar la culpa a otros de su mala conducta.
Acoso escolar: consecuencias para la salud
Las consecuencias de padecer acoso son muy variables dependiendo del caso. Puede darse la aparición de problemas de adaptación, soledad, ansiedad, baja autoestima, síntomas psicosomáticos y aparición de depresión en la edad adulta. Muchas de las víctimas de acoso señalan haber padecido episodios de angustia y ansiedad cuando se ven sometidas a situaciones que le recuerdan al acoso.
Por otro lado, el resto de implicados, tanto el acosador como los espectadores del acoso, presentan un mayor riesgo de sufrir problemas psicosociales y trastornos psicológicos durante la adolescencia y la edad adulta.
El ciberbullying o acoso a través de internet
El ciberbullying o ciberacoso no es más que un tipo de acoso que se produce en el ámbito de las redes sociales, con la particularidad de que se pueden utilizar todos los medios tecnológicos disponibles para ejercer el acoso. Esto incluye la difusión de vídeos, fotografías, incluso manipulaciones y montajes con la finalidad de humillar o chantajear a la víctima.
En muchas ocasiones, se trata de una extensión del acoso que ya se produce en el entorno escolar.
Prevención del acoso escolar
La prevención del acoso escolar debe plantearse como un imperativo educativo en los centros escolares desde una perspectiva proactiva.
En este sentido, se deben contemplar estrategias enfocadas en trabajar la empatía y la asertividad, así como reforzar la educación emocional y fomentar la adquisición de habilidades sociales y valores de convivencia en las aulas.
Otros valores que deberían incentivarse desde la escuela, pero también desde la familia, deberían incluir la educación de los niños en la no violencia, la tolerancia frente a la diversidad y la estimulación de un pensamiento crítico y constructivo.
Finalmente, se deberían fomentar los valores y las conductas responsables, éticos y seguros en el ámbito de las redes sociales e internet.
Qué hacer ante un caso de acoso
El acoso escolar debe ser considerado como un problema que no sólo puede afectar al éxito académico, sino que puede determinar consecuencias psicológicas y sociales graves.
Cuando una situación de acoso escolar tiene lugar, la detección temprana es trascendental. La comunidad educativa al completo debe implicarse en el asunto, involucrando a todos los alumnos, educadores y padres. Uno de los principales objetivos debe ser respetar y proteger el interés de todos los menores, incluyendo al acosado y al acosador.
Dado que el acoso escolar es un fenómeno social, es imprescindible promover el apoyo a la víctima por parte de todo el grupo. Específicamente, por parte de los espectadores que hasta la fecha han mostrado una actitud pasiva, como una de las medidas más eficaces.
En otro ámbito, el rol que debe ejercer la familia es esencial. Una vez que se ha detectado un caso de bullying, se deben establecer todos los canales de comunicación y confianza en el seno de la familia por parte de los padres. Se debe iniciar un diálogo sincero con el niño. Escuchar sin juzgar, apoyando y mostrando todo el interés por lo que está sucediendo y, especialmente, por cómo se siente el niño al respecto. No se debe culpabilizar al niño por su actitud ni minimizar ni quitar importancia a su relato.
Pedir ayuda a un terapeuta puede resultar de gran ayuda, así como recurrir a asociaciones que defienden los derechos en situaciones de acoso.
Es hora de que toda la sociedad diga no al bullying.