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Seguramente es una pregunta que se hacen muchos padres. ¿Mejor mochila con ruedas o trolley para llevar al cole? Y, en cualquier caso, ¿cuál es el peso máximo recomendado para cargar?
Salud en el entorno escolar
No es nada nuevo que el entorno escolar tiene múltiples implicaciones para la salud de los niños, en el ámbito de la alimentación, las enfermedades infecciosas y también de la ergonomía y la salud postural.
En este último caso, la carga de la mochila por parte de los niños se relaciona con problemas de dolor de espalda, debido a la alteración de la postura del tronco y el cuello. Además, muchos niños soportan pesos extraordinarios en la mochila de manera cotidiana, cargando libros, cuadernos y otros materiales escolares.
En este contexto, cada vez son más utilizados los trolleys o “mochilas de ruedas” como alternativa a las mochilas convencionales que se cargan en la espalda.
Nuevo estudio comparativo entre mochila con ruedas y de espalda
Para evaluar las diferencias entre mochilas con ruedas y sin ruedas se llevó a cabo un estudio a cargo de investigadores de la Universidad de Granada y de la Liverpool John Moores University de Reino Unido.
El objetivo principal del estudio fue evaluar la cinemática de la marcha en las extremidades inferiores y el tórax en niños, comparando diferentes cargas en mochila y en trolley. Se tomaron como control los movimientos que se producen en la marcha sin ningún tipo de carga.
El estudio fue publicado recientemente en la revista Applied Ergonomics.
Participantes del estudio
Los 49 participantes del estudio eran estudiantes de primaria (26 chicas y 23 chicos), con una media de edad de 9,5 años (DE: 1,8). El peso medio fue de 36,7 kg (DE: 11,6) y la altura media de 1,41 m (DE: 0,1).
El 55 % de los participantes cargaban con una mochila diariamente para ir a la escuela, mientras el otro 45 % utilizaban trolley.
Métodos del estudio
Se utilizó un sistema de filmación en 3D con 9 cámaras para captar los movimientos durante la marcha.
Para analizar el efecto de transportar diferentes cargas, los participantes caminaron en las siguientes condiciones: sin carga, con una mochila o un trolley cargando el 10, 15 y 20 % del peso corporal, respectivamente.
Se realizaron las curvas de movimiento en el ciclo de la marcha para ambas piernas teniendo en cuenta parámetros como flexión, extensión, aducción, abducción y rotación interna y externa del tórax, pelvis, cadera, rodilla y tobillo.
Resultados del estudio
Mochila a la espalda
Cargar la mochila requirió mayores adaptaciones, como la flexión del tórax. De este modo, la flexión aumentó de forma significativa conforme se aumentaba el peso de la mochila.
El tórax y la pelvis se flexionaron más para compensar el desplazamiento hacia atrás del centro de gravedad del niño, debido a la carga de la espalda. También se produjo la reducción de los movimientos de rotación como consecuencia de la disminución de la contra-rotación entre el tórax y el cuadro inferior del cuerpo para proporcionar estabilidad dinámica y reducir el efecto del incremento de movimiento por la inercia de la mochila.
De este modo, la carga de la mochila disminuyó la estabilidad postural durante la marcha y estando de pie.
Mochila con ruedas
Con respecto al análisis de las adaptaciones cinemáticas asociadas con el arrastre de la mochila con ruedas, el incremento en la carga no aumentó el número o la intensidad de las adaptaciones. De hecho, las diferencias en el tórax y la pelvis casi no existieron en los planos frontales y transversales.
En el plano sagital, se constató un incremento en la flexión del tórax a lo largo del ciclo de la marcha para equilibrar la carga de la mochila con ruedas.
Comparando las adaptaciones posturales entre mochila y trolley, el uso de este último determinó patrones de movimiento más cercanos a caminar sin carga, al contrario que la mochila. Todo ello concuerda con estudios anteriores en los que el uso del trolley requirió 5◦ menos de flexión en el tórax que con una mochila con la misma carga.
En consonancia, otros estudios reportaron una mayor incidencia de síntomas musculoesqueléticos en usuarios de mochilas en comparación con usuarios de trolleys (65 frente al 43%).
Por todo lo señalado, el uso del trolley no debería restringirse solo al transporte de las mayores cargas, como recomiendan algunos estudios anteriores. De este modo, debería ser un método contemplado también para el transporte de cargas ligeras.
Finalmente, dado que no existen recomendaciones sobre cargas seguras para el trolley, a la luz de lo observado, parece recomendable arrastrar hasta el 20 % del peso corporal del niño en el trolley.
Conclusiones del estudio
Arrastrar un trolley entre el 10 y el 20 % del peso corporal del niño permite mantener una cinemática de la marcha similar a la de la marcha sin carga, comparado con cargar una mochila con el 10 % o más del peso corporal.
El resultado del estudio sugiere que los niños deberían evitar cargas mayores al 10 % del peso corporal en una mochila o mayores del 20 % en un trolley.