La medición de la amilasa se utiliza, dentro de las pruebas incluidas en un análisis de sangre, para el diagnostico de enfermedades del páncreas. Se trata de un indicador de pancreatitis aguda, una inflamación del páncreas cuyas causas principales son el consumo elevado de alcohol y los cálculos en la vesícula biliar.
De este modo, la prueba de valoración de los niveles de amilasa en sangre suele ser solicitada en enfermos con el síntoma característico de pancreatitis aguda: dolor intenso en el epigastrio que se extiende hacia la espalda, en forma de cinturón.
Sin embargo, algunos estudios apuntan a otra enzima producida por el páncreas, la lipasa, como mejor predictor de la pancreatitis aguda.
Qué es la amilasa
La amilasa es una encima producida por el páncreas y por las glándulas salivares. Su función principal es la de digerir los hidratos de carbono de los alimentos.
Los niveles de la enzima se miden normalmente a través de su presencia en la sangre o amilasemia. Sin embargo, también se pueden determinar en la orina (amilasuria) u otros fluidos como el líquido pleural.
Amilasa alta
Los valores normales de amilasa en sangre oscilan entre 30 y 180 U/L (unidades/litro). Los niveles de amilasa alta se verán en situaciones de pancreatitis aguda y complicaciones asociadas.
Otras situaciones en las que la amilasa puede subir son la isquemia intestinal (falta de riego sanguíneo en el intestino), una rotura del esófago, una perforación de estómago, un problema renal, la rotura de un embarazo extrauterino, la ingesta de alcohol o las parotiditis (paperas).
En la pancreatitis aguda, los valores de la enzima pancreática en sangre pueden subir en 3-6 horas. El nivel máximo se alcanza al cabo de unas 24 horas, pudiendo mantenerse por encima hasta 3 días después. No existe una relación directa entre los valores de amilasa (que pueden llegar a ser hasta 40 veces superior a lo normal) y la gravedad de la pancreatitis.