¿Llevar mascarilla evita contagios?

La Organización Mundial de la Salud recuerda la importancia de lavarse las manos regularmente con agua y jabón para prevenir el contagio de infecciones víricas como la gripe. En este mismo sentido, a las personas con gripe se les recomienda permanecer en casa hasta su recuperación para evitar el contagio a otras personas. Además, en algunos países como Japón o Corea algunas personas suelen hacer algo más: utilizar una mascarilla.

Pero, ¿tiene esto algún sentido? ¿Sirve de algo ponerse una mascarilla? ¿Realmente llevar mascarilla evita contagios? ¿Evitaremos el contagio de una gripe, un catarro o una enfermedad infecciosa más grave por llevar máscara? Veamos.

Estudios sobre la eficacia de las mascarillas

Existen estudios que señalan la facilidad del contagio de enfermedades víricas en espacios confinados y muy concurridos como el metro y los transportes públicos en general. Se trata de casos en los que podría ser útil la utilización de mascarillas para evitar esos posibles contagios.

En 2008 se llevó a cabo un estudio en Australia que fue publicado en el International Journal of Infectious Diseases. Las conclusiones determinaron que la utilización correcta de máscaras sanitarias era altamente efectiva para prevenir la propagación de infecciones víricas. En este sentido, se llevó a cabo un seguimiento de los miembros de familias con niños que tenían infecciones de virus de tipo gripal. Los familiares que utilizaron máscaras presentaron un 80 % menos de probabilidad de contraer la enfermedad que los que no la utilizaron. Por otro lado, no se apreciaron diferencias entre los diferentes tipos de máscaras utilizados en el estudio.

En otro estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine en 2009 se observaron resultados similares. En este caso, se estudió a 407 personas con gripe en el seno de 259 hogares de Hong Kong y se hizo un seguimiento de los familiares. Aquellos que se lavaban las manos frecuentemente y llevaban mascarillas sanitarias redujeron en cerca de un 70 % el riesgo de contraer la infección.

Estudios en el ámbito clínico

Existen más estudios que ponen a prueba la eficacia de las máscaras para la prevención de infecciones. La mayoría han sido realizados en el entorno hospitalario. Es el caso de un estudio de 2016 publicado en el Journal of Hospital Infection. En él se observó que el personal sanitario que portaba la máscara durante todo su turno de trabajo redujo a la mitad el riesgo de contagio de la gripe, frente al personal que solo la utilizó cuando estaba en estricto contacto con los pacientes enfermos.

Diferentes tipos de máscara

Básicamente, existen dos tipos de máscara. Las «mascarillas sanitarias» clásicas y los «respiradores».

Mascarillas desechables

Los médicos, dentistas y demás personal sanitario las llevan cuando tratan a los pacientes. Están hechas de tela o tejidos de celulosa. Suelen ser desechables. Este tipo de máscaras previenen el contacto con las gotas de líquido que escapan de la boca o la nariz de la persona con el virus. Es decir, llevar mascarilla evita contagios. Ahora bien, no sirven para neutralizar contaminantes del aire.

Respiradores

Los respiradores –o mascarillas con filtros– están diseñadas para proteger frente a pequeñas partículas del aire que pueden contener virus. En el caso de la mascarilla N95, el nombre hace referencia a su capacidad de filtrar hasta el 95 % de las partículas del aire. También son útiles cuando se utilizan sustancias potencialmente tóxicas, como pinturas o disolventes.

El personal sanitario las suele utilizar para protegerse de enfermedades infecciosas graves que se diseminan por el aire, como la tuberculosis o el ántrax.

Aunque los respiradores se consideran mucho más efectivos frente a virus como la gripe que las mascarillas convencionales, los estudios no observan grandes diferencias entre los dos tipos de máscara. En uno de ellos, publicado en el Journal of the American Medical Association, se comparó su efectividad en la prevención del contagio de la gripe con enfermeras de un hospital de Ontario (Canadá). Estas estaban al cuidado de pacientes infectados con el virus de la gripe. El estudio no mostró diferencias significativas entre el uso de la mascarilla sanitaria y el respirador N95. En concreto, el 23,6 % de las enfermeras que utilizaron máscara contrajeron la infección, frente al 22,9 % de las enfermeras que utilizaron el respirador.

Buen uso de la mascarilla

El uso de la máscara tiene sentido desde la perspectiva de prevenir una infección vírica, tanto para una persona sana como para alguien infectado con el virus. Algunas recomendaciones para su buen uso son:

  • La máscara debe estar bien ajustada, cubriendo la nariz y la boca, hasta la barbilla.
  • La mascarilla solo debería tocarse en el momento de ponerla y retirarla.
  • Se debería utilizar la máscara si se tiene gripe y se va a estar en contacto con personas sanas (por ejemplo en el médico, mientras se espera para recibir atención).
  • Si el virus está muy extendido o existe una epidemia de gripe u otras infecciones víricas, utilizar una máscara en zonas muy concurridas, como el transporte público puede ser una buena medida preventiva.
  • Cuando ya se ha hecho uso de la máscara hay que tirarla y lavarse las manos. No es recomendable reusarla.

Máscaras para evitar la contaminación del aire

Otro tema de interés, además de la prevención del contagio de infecciones víricas, es el uso de diferentes dispositivos de máscaras y respiradores para filtrar el aire y retener las partículas que forman parte de la contaminación del aire. Las diferentes versiones de estos dispositivos han mostrado, en general, efectos positivos que analizaremos en detalle en otro artículo.

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