Cómo funciona el sistema inmunitario contra las enfermedades

El sistema inmunitario se ocupa de defender el organismo frente a las enfermedades. Este es su principal cometido, si bien existe un interés creciente en la importancia del sistema inmunitario en otros aspectos fisiológicos, como la integridad, desarrollo, reproducción y cicatrización de tejidos.

De este modo, la presencia o simple contacto de un agente extraño en el organismo genera una reacción del sistema inmunitario. Esta tiene como objetivo la destrucción del invasor. A esta reacción se le denomina respuesta inmune que, a su vez, define la inmunidad.

Estructura del sistema inmunitario

El sistema inmunitario presenta una serie de órganos y células específicos implicados en la función de defensa del organismo.

Entre los órganos destacan la médula ósea, el timo, el tejido linforreticular asociado al intestino (GALT, por sus siglas en inglés, y placas de Peyer) y los nódulos linfáticos en general.

Tipos de células del sistema inmune

Entre las células que forman parte del sistema inmune cabe diferenciar entre:

  • Células relacionadas con la respuesta inmunitaria no específica fagocítica, llevada a cabo por neutrófilos polimorfonucleados, monocitos y macrófagos.
  • Células encargadas de una respuesta inmunitaria específica o adaptativa: los linfocitos. Dentro de estos se distinguen los linfocitos T, los linfocitos B y las células nulas (no T, no B).

En la médula ósea se alojan las células madre o precursoras de los linfocitos B y T. Cuando las células precursoras abandonan la médula y maduran en el Timo se convierten en células T. Por el contrario, cuando lo hacen en la propia médula ósea, se convierten en células B. De este modo, pasan al bazo, intestino y ganglios linfáticos.

Todas estas células circulan constantemente por el torrente sanguíneo para monitorizar la presencia de agentes extraños y desencadenar la respuesta inmune, tan pronto se produzca la detección de un intruso.

La gran complejidad del sistema inmunitario requiere una mayor especialización de estas células, de modo que se conocen diferentes tipos y subtipos.

Tipos de linfocitos

Dentro de los linfocitos T pueden diferenciarse:

  • Linfocitos T helper. Se distinguen por presentar el marcador de membrana CD4 y por esta razón a menudo se designan como linfocitos CD4+ o T4. Son importantes los subtipos Th1, Th2 y Th0.
  • Linfocitos T citotóxicos o supresores que presentan el marcador de membrana CD8+.

Los linfocitos B se diferencian en la médula ósea y se encuentran en su mayoría repartidos en la sangre y los órganos del sistema inmunitario. Sin embargo, cerca del 15 % se encuentran en la cavidad peritoneal. Estos presentan el marcador de membrana CD5.

Las células nulas (no B, no T) se conocen como células killer (células K) o como células natural killer (células NK). Están implicadas, principalmente, en la defensa contra tumores.

Sustancias moduladoras de la respuesta inmune

Se han descrito infinidad de moléculas cuyos niveles modulan el tipo e intensidad de la respuesta inmunitaria.

Se puede diferenciar entre citokinas y moléculas de adhesión, también denominadas integrinas o selectinas.

Dentro de las citokinas encontramos las interleukinas, de las que se conocen más de 11 tipos. Entre ellas, se pueden encontrar:

  • Interferón (con las variantes alfa, beta y ganma).
  • Factor necrótico tumoral (TNF).
  • Factores de crecimiento celular.
  • Metabolitos del ácido araquidónico (como leucotrienos y prostaglandinas).

Etapas de la respuesta del sistema inmunitario

Respuesta inmunitaria inespecífica

La primera respuesta contra un antígeno o agente extraño es inespecífica. Está mediada por células fagocíticas y mediadores de la inflamación. Cabe destacar que si la respuesta inflamatoria es demasiado elevada se pueden dañar los tejidos.

Cuando un macrófago (célula que tiene capacidad para fagocitar) se encuentra con un antígeno, lo atrae y lo engulle. A partir de los restos de la proteína digerida del antígeno las células T alertarán a las B para sintetizar anticuerpos y promoverán todos los mecanismos disponibles para la lucha. Actuará también como elemento activador la interleukina-1 segregada por el macrófago.

La interleukina-1 y sus efectos

Un macrófago segregará interleukina-1 al detectar una infección. Los efectos de esta citokina sobre todo el organismo son variados, pero responden a la reacción que es necesaria para hacer frente a la infección:

  • Proliferación de linfocitos B.
  • Aumento de la secreción de anticuerpos.
  • Producción de prostaglandinas y colágeno en las células sinoviales (articulaciones).
  • Fiebre.
  • Cambios en los niveles de metales en plasma.
  • Etc.

La interleukina-1 tiene también actividad mitogénica, por lo que estimula la división celular. También estimula la reacción inmune, favoreciendo por la proliferación de células B y T.

Otro de sus efectos es promover la producción de interleukina-2 por parte de las células T, que a su vez potencia la secreción de interferón. Todo ello refuerza los mecanismos de defensa del huésped.

El interferón en la respuesta inmune

El interferón es una sustancia que ejerce una acción antivírica no específica, evitando la replicación de los virus. También tiene capacidad inmunorreguladora a través de la activación de los macrófagos y la reducción del efecto inmunodepresivo de una alta concentración de macrófagos. Potencia, así mismo, la actividad de las células T asesinas (killers). Son, en resumen, una señal genérica de inmunoactividad.

Respuesta inmunitaria específica

La respuesta inmunitaria específica puede estar mediada por células (inmunidad celular) o por anticuerpos (inmunidad humoral). Los anticuerpos o inmunoglobulinas (Ig) son segregados por los linfocitos B y se distinguen 5 tipos:

  • IgG. Es la más abundante en suero humano.
  • IgM. Aparece exclusivamente en el espacio intravascular.
  • IgA. Es la forma predominante en las secreciones donde aparece en combinación con otra proteína que la protege de proteólisis, denominándose este complejo IgA secretora.
  • IgE. Poco abundante en plasma pero aparece en la membrana de varias células inmunes y tiene importancia en la respuesta contra parásitos. La inmunoglobulina E se relaciona con las alergias.
  • IgD.

Un caso particular es aquel en el que los antígenos penetran por vía oral, produciéndose en primer lugar un efecto local sobre el GALT. Este puede enviar señales para la activación del sistema inmunitario en general. Si los antígenos son moléculas solubles, hablamos de tolerancia oral, respuesta básicamente de tipo humoral, con un aumento de las células productoras y de la síntesis de inmunoglobulinas. En cambio, la respuesta a antígenos particulados se produce básicamente en la mucosa, donde la respuesta celular citotóxica está limitada por mecanismos inmunorreguladores para evitar el daño intestinal.

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